Machu Picchu:
Una ciudad de piedra construida en lo alto de una especie istmo, entre dos montañas y entre dos fallas geológicas, en una región sometida a constantes terremotos y, sobre todo, a copiosas lluvias todo el año supone un reto para cualquier maestro de ingeniería.
1.- Machu Picchu no es ajeno a los terremotos
Los terremotos hacen bailar los muros de la ciudad Inca.
Las piedras de los edificios más impresionantes del imperio incaico fueran cortadas con mucha precisión y fueron encajadas de forma tan precisa que incluso al intentar colocar una tarjeta de crédito entre ellas, no es posible hacerla pasar por alguna de las rendijas de la edificación.
Sin embargo, nada de esto es una casualidad puesto que siendo el Perú un lugar de alta actividad sísmica, sin estas técnicas de construcción no hubieran permanecido en pie muchos de los templos incas.
Por eso algunos especialistas sostienen que al ocurrir un movimiento telúrico los edificios incas “bailan” para luego volver a su lugar.
2.- Gran parte de las cosas más impresionantes son invisibles
A primera vista no vemos lo que es realmente más impactante. La ingeniería civil de la ciudadela esconde un secreto más allá de sus edificios. El sitio que vemos hoy se creó entre dos pequeños picos, moviendo piedras y provocando corrimientos de tierra para crear un espacio relativamente plano.
El ingeniero Kenneth Wright ha estimado que el 60 por ciento de la construcción realizada en Machu Picchu se encuentra bajo tierra, explica también que la mayor parte está formada por cimientos profundos y roca triturada, usada como drenaje debido a las fuertes lluvias ocurridas en la zona.
3.- La ubicación de Machu Picchu no es una coincidencia
En una publicación de Rualdo Menegat, geólogo de la Universidad Federal Rio Grande do Sul de Brasil, se afirma que la ubicación de Machu Picchu no es una coincidencia:
“sería imposible construir un sitio así en las altas montañas si el sustrato no se fracturara”, agrega.
Utilizando una combinación de imágenes satelitales y mediciones de campo, Menegat mapeó una densa red de fracturas y fallas que se cruzan debajo de la ciudadela.
Debido a que algunas de estas fallas están orientadas hacia el noreste-suroeste y otras tienden hacia el noroeste-sureste, forman una “X”, cruzándose debajo de Machu Picchu.
«Una falla comienza en la cima de una montaña nevada y se extiende hasta los 3.000 metros para llegar a los valles profundos. El derretimiento entre la primavera y el verano alimenta esta falla y cambia la cantidad de agua que fluye a través de ella. Las fallas y los acuíferos son parte del ciclo del agua en el ámbito andino ” , explicó Menegat a Newsweek.
4.- Hay más de un pico que escalar
Existe una montaña ignorada.
El Huayna Picchu es el pequeño pico verde, con forma de nariz, que aparece en el fondo de muchas fotos de Machu Picchu. Subir hasta su cumbre es entre los viajeros una de las actividades más deseadas, pero el número de personas permitido que pueden subir esta montaña se reduce a 400 por día.
Sin embargo, nadie se percata de la cumbre que se encuentra en el extremo opuesto de Macchu Picchu. Esta montaña irónicamente lleva el mismo nombre que la ciudadela, “montaña Machu Picchu”, la cual tiene el doble de altura que el Huayna Picchu (500 metros / 1640 pies) y una gran vista.
Desde esta montaña se aprecia la increíble ciudadela de Machu Picchu en toda su magnitud y el grandioso paisaje natural que la rodea. Es posible además apreciar el rio Urubamba (Vilcanota) brindando en general una vista y experiencia espectacular.
5.- Un templo más allá de lo conocido
Si logra obtener uno de los tantos ansiados cupos para poder escalar el Huayna Picchu, no dude en disfrutar mucho más de esta experiencia y continuar por el sendero que lleva hasta el templo de la luna que se encuentra al otro lado de la montaña.
Este lugar es un tipo de santuario ceremonial dentro de una cueva que contiene impresionantes acabados en piedra y nichos que albergaron en algún momento momias incas.
6.- Tiene un gran sentido de la orientación
Existe sólida evidencia de que los constructores tuvieron en cuenta criterios astronómicos y rituales para la construcción de la Machu Picchu, de acuerdo a los estudios de Dearborn, White, Thomson y Reinhard, entre otros.
En efecto, la alineación de algunos edificios importantes coincide con el azimuth solar durante los solsticios, de manera constante y por ende nada casual, con los puntos de orto y ocaso del sol en determinadas épocas del año y con las cumbres de las montañas circundantes.
No olvidemos que según investigaciones las estructuras y edificios más importantes de los incas estuvieron en su momento fuertemente influenciadas por la ubicación de montañas sagradas, también conocidos como “Apus”.
Como ejemplo, existe una piedra en forma de flecha en la cima del Huayna Picchu que parece apuntar al sur, a través de la famosa piedra del Intihuatana, a la montaña Salcantay, la cual según la cosmología inca era uno de los Apus más venerados.
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Fuentes: National Geographic: Machu Picchu 10 secrets Wikipedia: Machu Picchu BBC News (Mitos y verdades de Machu Picchu) La vanguardia: Machu Picchu en un lugar tan complicado Science daily: Ancient Incan sanctuary intentionally built on faults