Carnavales peruanos: Mágia, cultura y festejo

Como te imaginarás esta festividad llegó al Perú con los españoles y tiene dos connotaciones muy peculiares. La primera es la de «fiesta folclórica» y la otra es la de «juegos con agua y pintura». En la mayoría de los casos ambas se conjugan en una sola celebración que comienza en el mes de febrero y se prolonga todo el mes.

Especialmente en los tiempos de la colonia, los carnavales fueron empleados para la sátira y la parodia. Con trajes y máscaras eran representadas autoridades y esclavos por igual. Rosa María Acosta, autora de “Fiestas coloniales urbanas (Lima-Cuzco-Potosí)”, tiene un apunte interesante, los carnavales sirvieron también para resolver rencillas pendientes: “Era muy frecuente ver, al día siguiente de los carnavales, españoles e indios tirados en el suelo”, afirma.

La fiesta no se limitaba a españoles e indígenas: “El carnaval traído desde España fue reivindicado rápidamente por las clases populares, y fueron los negros –la población mayoritaria en Lima a fines del siglo XVIII- los que le imprimieron rasgos festivos con sus bailes y máscaras”, sostiene el antropólogo Vilcapoma.

Foto: @mariano_fusero

Una figura que destaca en los carnavales peruanos es la del “diablo”. Viendo los procesos y manifestaciones socioculturales del encuentro de colonizadores e indígenas, se puede deducir cómo la imagen del diablo es simplemente una composición colectiva de los habitantes del nuevo mundo, tanto indígenas, negros esclavos y españoles.

Otro hecho importante es que destaca la relación de “ídolo e imagen” en la construcción de las nuevas culturas, ya que generó otro tipo de imágenes fusionadas, que al mismo tiempo re-estructuraron la cosmovisión de ambos mundos.

Existe una canción conocida en el Perú del grupo musical “Los Morochucos” que expresa justamente esta costumbre y es llamada “Son de los diablos”, y a la letra dice:

Image: @chambiperuska

Esta grandiosa celebración se realiza en la ciudad de Puno -a orillas del lago Titicaca- entre el 1 y el 14 de febrero de cada año, teniendo como fecha central el segundo día del mes.

Antes de la fiesta, hay un periodo denominado “novenario”, en el que los asistentes se dedican a la decoración del templo de la Virgen, situado frente a la plaza de Pino. La celebración comienza a las 4 de la mañana del primer día del mes con las denominadas «albas» o misas de madrugada.

Cientos de personas llenan las principales calles de la ciudad para observar las numerosas comparsas que desfilan en medio de un gran marco artístico y también para venerar la imagen de la «Mamacha Candelaria», patrona de Puno, que sale en procesión. La fiesta concluye con la despedida o «cacharpari», en la que la Virgen, ubicada en la puerta del templo, dice la creencia que saluda a la multitud y se despide hasta el año siguiente.

Además de la gran parada y las procesiones, los asistentes disfrutan de concursos de danzas autóctonas como la «Diablada», y bailes con trajes típicos que se celebran durante los días siguientes.

Image: @_julia_shine_

Al ritmo de géneros andinos como el huayno, la ciudad blanca recibe todos los años entre febrero y marzo, a cientos de personas para celebrar su tradicional carnaval. La festividad se inicia en la plaza de armas con la aparición del personaje principal: «El Ño Carnavalón», rey de la fiesta y que representa el sarcasmo y la ironía, y que aprovecha para ridiculizar por momentos los comportamientos de las personas que se encuentran a su alrededor.

Al final del recorrido, se realiza el entierro del también llamado «Rey Momo» en medio de música y bailes tradicionales.

Otras actividades que son parte de la jornada son el «Conservatorio del Carnaval», en el que reconocidos antropólogos comparten memorias y crónicas sobre la historia de Arequipa, así como también la premiación del concurso de máscaras y la elección de la reina del carnaval.

Image: @geramagne

La ciudad imperial también se llena de fiesta y alegría con agua, espuma, harina y pintura al ritmo de música folclórica ejecutada por diversas bandas y orquestas. Asimismo, se aprecian los corsos con sus carrozas coloridas y sus anfitriones vestidos con trajes típicos de la región.

Las populares «yunzas» también forman parte del carnaval cusqueño; son árboles adornados con obsequios, regalos y sorpresas que los lugareños plantan en el centro de la fiesta para luego derribarlos y repartirse los presentes.

Por las noches, la gente se reúne en ferias de comida para probar los deliciosos y tradicionales platos de la zona, como el cuy chactado, el puchero y la frutillada, bebida típica de la región.

Image: @sorayavaleria29

La ciudad de Cajamarca es conocida como la capital del carnaval peruano. Cajamarca palpita en febrero y marzo durante dos semanas al ritmo de la música y el colorido de las comparsas. Entre ellas, destaca la comparsa del «Rey Momo» o «Ño Carnavalón», quien es recibido con honores para luego ser velado y enterrado. Este muñeco gigante representa «el adiós a las malas energías», por lo que la gente celebra su paso con talco y pintura.

Se trata de una de las fiestas más esperadas, representativas y alegres del Perú, donde participa todo el pueblo cajamarquino con una agenda llena de actividades culturales, de entretenimiento y de competencias.

Durante los días de fiesta se celebran concursos de coplas (versos cantados), patrullas y desfiles, se disfruta del corso alegórico y se convoca a un concurso de belleza entre las mujeres de los cinco barrios de la ciudad con el fin de elegir a la reina del carnaval.